Hablemos del cáncer de tiroides

¿Qué es y que hace la glándula Tiroides?

La tiroides es una glándula en forma de mariposa, que se encuentra situada en la base del cuello, por su parte central, delante de la laringe y justo debajo de la manzana de Adán. Consta de dos lóbulos, derecho e izquierdo, unidos por una porción central llamada istmo, y está situado a un lado de la tráquea.

La función de las células foliculares y de la glándula tiroidea es producir, almacenar y liberar en la sangre  hormonas tiroideas,  también  conocidas como T3 (triyodotironina) y T4 (tiroxina), muy parecidas entre ellas y cuyo compuesto básico es la tiroxina. Estas hormonas son vitales ya que intervienen en el desarrollo del sistema nervioso y además regulan el metabolismo. 

Si la glándula tiroides es hipoactiva, no produce suficientes cantidades de hormonas tiroideas y los procesos metabólicos son más lentos. Se le conoce como   hipotiroidismo   que es la enfermedad más frecuente de la   glándula tiroides, sus síntomas son: debilidad, calambres musculares, cansancio, somnolencia, etc.; Si, por el contrario, se tiene demasiada hormona tiroidea en la sangre, el cuerpo trabaja más rápidamente. Se le conoce como hipertiroidismo, los síntomas son: nerviosismo, debilidad, aumento de la sudoración, intolerancia al calor, palpitaciones, insomnio, etc.

¿Qué es el Cáncer de Tiroides?

La palabra “cáncer” tiene unas connotaciones y unos miedos asociados que en la mayoría de los tipos de cáncer de tiroides es necesario aclarar. Si a usted, o a alguien a quien usted conoce, se le ha diagnosticado cáncer de tiroides, le agradará saber que las perspectivas del tratamiento son excelentes ya que la mayoría de ellos pueden ser extirpados totalmente mediante cirugía.

Sin  embargo,  este  tipo  de  cáncer  puede  algunas  veces  reaparecer  o extenderse a otras partes del cuerpo, aún muchos años más tarde. Por esta razón,  los  médicos  recomendamos  que  quienes  hayan  tenido  cáncer  de tiroides, reciban chequeos de rutina por el resto de sus vidas, para asegurarse de que el tumor no ha reaparecido o expandido. Particularmente, muchos médicos consideran que los exámenes dentro de los 5 a 10 años inmediatamente después de la cirugía, son críticos.

El cáncer de tiroides es un tumor o crecimiento maligno localizado dentro de la glándula tiroides y derivado de células tiroideas, aunque el diagnóstico de cáncer resulta aterrador, debes saber que el pronóstico para los pacientes con cáncer de tiroides es usualmente excelente, la mayoría presentan un crecimiento lento que pueden transcurrir años sin que se noten variaciones apreciables en su tamaño salvo los llamados indiferenciados, en su mayoría se

Eliminan totalmente con cirugía u otro tratamiento complementario. Es relativamente frecuente, varía desde una enfermedad indolente y rara vez mortal hasta una enfermedad fulminante y rápidamente letal (cáncer anaplasico) afecta mayormente a las mujeres y se presenta desde la infancia hasta la novena década de la vida con una mediana de 46 años siendo el principal factor pronóstico la edad (niños y adultos jóvenes mejor pronóstico). Se presenta como carcinoma papilar 60%, carcinoma folicular 20%, carcinoma medular 5 al 10%, carcinoma anaplasico y otros carcinomas  indiferenciados en un 5 a 15%.

Se desconoce  la razón específica por la que se desarrolla el cáncer de tiroides, el único factor de riesgo fehacientemente que se conoce es la exposición a radiación ionizante, bien por irradiación terapéutica, bien por contaminación ambiental generalmente asociada a accidentes nucleares. Estas radiaciones afectan en mayor grado a niños e inducen cánceres principalmente de tipo papilar que con más probabilidad será multicéntrico y más agresivo.

Actualmente  la  exposición  a  los  rayos,  generalmente  está  limitada  a tratamiento de otros cánceres como la enfermedad de Hodgkin (cáncer de los nódulos linfáticos). La exposición a los rayos X de rutina (dentales, radiografías de tórax, mamografías) no causa cáncer de tiroides.

El cáncer de tiroides se puede diseminar en el cuerpo de tres maneras relativamente frecuentes:

• A través del tejido: El cáncer invade el tejido normal que lo rodea.

• A través del sistema linfático: El cáncer invade el sistema linfático y circula por los vasos linfáticos hasta otros lugares del cuerpo.

• A través de la sangre: El cáncer invade las venas y los capilares, y circula por la sangre hasta otros lugares del cuerpo.

Cuando las células cancerosas se separan del tumor original, que llamamos primarios, y circulan a través de la linfa o la sangre hasta otros lugares del cuerpo, se puede formar otro tumor que llamamos secundario. Este proceso se llama metástasis.

¿Cómo se diagnostica y se trata el Cáncer de Tiroides?

La mayoría de los cánceres de tiroides no producen ningún síntoma. El signo principal es un bulto o nódulo, posiblemente asintomático en la cara anterior del cuello, sobre la garganta, aunque la gran mayoría de los nódulos tiroideos son benignos (no cancerosos), algunos sí pueden ser malignos y por ello, es imprescindible que te dirijas a un Cirujano Oncólogo en caso de:

•  Un bulto sobre la garganta o en alguna otra zona del cuello

•  Dolor en el cuello, mandíbula u oído

•  Dificultad para respirar con la cabeza en una posición específica

•  Dificultad para tragar o dolor tras deglutir

•  Ronquera

•  Tos crónica que no se debe a un resfriado.

•  Sensación de opresión desagradable al usar corbata, prendas de cuello cerrado, sensación de presión en la garganta.

•  Síntomas que indiquen una disfunción de la glándula tiroides (asociados a hipotiroidismo o a hipertiroidismo, ver arriba)

“Insistimos  en  que  todos  estos  síntomas  derivan  simplemente  de  la existencia del bulto o nódulo en la tiroides, sin embargo, esto no implica que el nódulo sea un cáncer. Hay muchas otras causas por la que puede aparecer un bulto en el cuello, y sólo 5 de cada 100 resultan cancerosos”.

Una vez que se ha detectado un nódulo, el objetivo será descartar la presencia de un carcinoma o tumor maligno:

  Historia clínica: Debes informar del tiempo que llevas teniendo el nódulo.

Si alguien en tu familia ha padecido cáncer de tiroides (especialmente cáncer medular de tiroides) o tumores de las glándulas suprarrenales, llamados feocromocitomas, es importante que se lo comuniques a tu médico. Si además sufres diarreas no olvides comentárselo pues en un pequeño número de casos este dato puede ser relevante.

  Examen físico, como hemos dicho la palpación puede ser esencial ya que algunas características del bulto cervical -como su dureza y solidez, la presencia de ganglios en el cuello, etc.- apoyan la posibilidad de que sea maligno.

  Adicionalmente deberías asegurarte de que durante los exámenes físicos de rutina, se evalúe la región tiroidea.

  Análisis de sangre. Ningún análisis de sangre puede indicar si un nódulo tiroideo es cancerígeno. Sin embargo, los análisis de sangre pueden mostrar  si  la  tiroides  está  funcionando  normalmente,  lo  que  puede ayudar  a  los  médicos  a  decidir  qué  otras  pruebas  pudieran  ser necesarias.

  Evaluación mediante Ecografía tiroidea de alta resolución para obtener imágenes  de  toda  la  glándula  y  de  las  cadenas  ganglionares  del cuello. Es  una  prueba  de  ultrasonido  que  indica  si  los  ganglios adyacentes o los órganos cercanos a la tiroides han sido afectados y muestra el tamaño real de los nódulos y del tiroides.

  La Gammagrafía de la tiroides se puede realizar para los nódulos que tengan un tamaño mínimo aparente de 1 cm. Se le inyecta al paciente una sustancia radioactiva que se acumula en la tiroides. En el monitor de la cámara gamma se podrá observar si el nódulo ha absorbido más o menos cantidad de esta sustancia que el resto del tejido de la tiroides.

  En los casos que se sospeche o se quiera descartar la existencia de un tumor maligno se deberá solicitar una Punción Aspiración con Aguja Fina (PAAF). La norma habitual es practicarla en todos los nódulos solitarios de más de 1 cm. Mediante una aguja fina se pincha el nódulo y se

extraen  células  del  mismo  con  las  que  se  realizará  un  examen microscópico del tipo de células benignas o malignas presentes.

Debes saber que, algunas veces, el diagnóstico no resulta fácil ni evidente y no se pueda determinar inicialmente la malignidad del nódulo pero tampoco se pueda descartar. Si estás en esa situación, los pasos a seguir dependerán del criterio del oncólogo que lleve tu caso individual.

Es el primer paso y el principal. Hoy en día existe el convencimiento de que la primera cirugía condicionará de forma significativa la evolución posterior del paciente y, por tanto, la curación o la posible aparición de mayores complicaciones.  Es  importante  saber  que,  aunque  estos  tumores  suelen avanzar  muy  lentamente, no realizar la operación  o retrasarla en exceso supone un riesgo de progreso de la enfermedad y puede llevarte a requerir una intervención en una fase más avanzada, o incluso de urgencia, en peores condiciones del paciente y, por lo tanto, con mayor riesgo quirúrgico.

El objetivo de la intervención es eliminar o frenar la enfermedad y evitar la propagación del cáncer a los órganos vecinos y/o a distancia.

Al tratarse de las únicas células de nuestro organismo que absorben yodo, el yodo radioactivo o radioyodo se convierte en un vehículo muy eficaz para la terapia metabólica.

¿Porque es importante tener controles regulares?

Aunque se haya conseguido datos de marcadores y pruebas de imagen normalizadas, tras los tratamientos necesarios, es imprescindible realizar un seguimiento periódico con un endocrinólogo de por vida.

Su objetivo es doble:

•  Por una parte, mantener un adecuado control de la terapia hormonal sustitutiva y,

•  Por otra, detectar lo más precozmente posible la persistencia o una recidiva tumoral.

Recuerde, el cáncer de tiroides no se puede prevenir, por esta razón es muy importante detectarlo a tiempo, cuando aún es operable y curable; un examen anual por un médico especializado en cáncer es la mejor forma de cuidarse.

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